Sombras de la Desigualdad, un reflejo de la realidad

Sombras de la Desigualdad, un reflejo de la realidad

Vivencias
Cada perspectiva nace de una historia, y la mía ha sido construida por momentos, conversaciones y personas que me hicieron cuestionar el mundo en el que vivimos. Aquí comparto vivencias que en su momento me hicieron sentir realmente mal por aquello que reflejaban, pero que hoy me inspiran a ir más allá.
Escuchar, ver y sentir la desigualdad me inspiro a dejar una huella. Estas experiencias fueron el impulso que con el tiempo dio vida a Sombras de la Desigualdad. Porque como he dicho entender es el primer paso, pero trascender es lo que realmente genera cambio.
Lo que me ha transformado
Creo que siempre los papás lo educan a uno con la intención de formarlo como el mejor ciudadano posible, el mejor ciudadano es ético, empatico, consciente y tolerante.
Para formar a un niño de esta forma hay muchas formas de pulir estos valores, en mi caso recuerdo una navidad, en la que mi mamá me hizo recolectar una bolsa enorme de juguetes, aunque fueran muchos juguetes en la casa no me iban a hacer falta. Fuimos a un lugar lleno de niños, todos ellos se acercaron con emoción ya que debía ser algo raro lo que estaba pasando, y si ya de por si era raro ver una niña de su edad con una bolsa gigante, era aún más raro que esa bolsa estuviera llena de regalos para ellos, cada uno cogió un juguete con emoción y aunque no me acuerdo a lujo de detalle todo lo que paso en ese momento si soy consciente del impacto que tuvo en mi, ya que fue mi primer acercamiento a ser consciente de que no todos tenemos lo mismo, y que incluso desde muy temprana edad se puede sufrir.
Otro momento que cambió mi perspectiva fue durante un viaje, en el metro de esa ciudad se empezó a sentí un olor bastante incomodo el cual se empezó a intensificar, frente a eso mi mamá me dijo que nos fuéramos, ya que ese lugar olía muy feo, la sorpresa que tuvimos al darnos cuenta que ese olor no estaba siendo provocado por ningunos desechos sino que era el olor de una persona nos causo bastante impresión, repito, era un olor bastante desagradable y muy, muy fuerte, esta situación desato una conversación entre mi mamá y yo, mi mamá solo repetía lo desagradable que era el olor y que no se imaginaba hace cuanto tiempo ese hombre no se bañaba, yo seguí enganchada con este tema y le pregunte continuamente a mi mamá hace cuanto creía que ese hombre no se bañaba, mi mamá me dijo que seguramente hace años, pero después de eso hizo un comentario el cual cambio mi manera de ver las cosas en ese momento, y para siempre.
Ella me dijo que no solo no se imaginaba hace cuanto no se bañaba, sino que no se imaginaba hace cuanto ese hombre no tenía una conversación, una interacción larga y profunda con otra persona y que era triste que el descuido de alguien sobrepasara ese limite, a tal punto de deshumanizarlo frente a la perspectiva de muchos, ahí me di cuenta que cuando se trata de condiciones distintas y desafortunadas aveces desde la ignorancia adoptamos una perspectiva superficial, en este caso la preocupación más grande nunca debió ser hace cuanto no se bañaba.
Y por ultimo una vivencia que abrió mi mente fue en otro viaje, esta vez en Egipto, es importante tener en cuenta que el continente africano, donde queda Egipto es uno de los continentes más desiguales del mundo, alrededor de este viaje puedo nombrar muchos momentos donde sentí una gran impotencia por lo que estaba presenciando, en cada esquina habían muchos niños los cuales con una mirada desgarradora te pedían dinero para poder comer algo ya que repetían muchas veces la frase "tengo hambre" en ingles, ver eso en cada esquina le rompe el corazón a cualquiera porque solo hace alusión a lo injusto que es el hecho que el lugar donde nazcas determine las oportunidades que tendrás, y si involucra niños es aún más difícil de ver.
Pero mi anécdota trata de una frase que cambio todo, nos estábamos trasladando al aeropuerto de Asúan, el camino no era muy largo pero decidimos entablar una conversación con el conductor de la van, dado al contexto en el que estábamos la conversación que surgió fue acerca de las condiciones de vida de las personas en la ciudad y de como era la educación del país bajo su perspectiva, este hombre abrió su corazón y nos contó lo difícil que era conseguir oportunidades y la calidad tan baja de la educación, que no podía ejercer aquello que estudio, ya que se guió por su pasión pero no había un campo laboral que lo permitiera desenvolverse y ejercer, por lo que encontró la oportunidad de ser conductor y bajo las necesidades y responsabilidades que tenia no podía irse por otro camino.
Para concluir esta conversación llegamos a una pregunta que el respondió con mucha sabiduría; la pregunta fue, que hace que un país sea bueno? y aunque no me acuerdo exactamente de sus palabras ya que fueron en inglés y ha pasado un tiempo, el joven egipcio respondió que para que un país sea considerado "bueno" debe tener igualdad de condiciones para todos los ciudadanos, y las posibilidades y oportunidades para tener una vida feliz, esto solo me mostró que la verdadera medida de un país, o de una sociedad, es qué tan justas son las oportunidades que ofrece, no solo para una minoría sino para todos con la misma accesibilidad.
Este hombre no solo sentía ilusion por un mundo con una diversidad de oportunidades para todos, sino que resaltó la importancia de la felicidad para la vida de un ser humano.
Hoy entiendo que la desigualdad no solo es pobreza, la desigualdad es falta de oportunidades, de felicidad, de un desenvolvimiento justo y equitativo para todos, y aunque no podemos elegir dónde nacemos ni las oportunidades que se nos presentan, sí podemos decidir cómo respondemos ante esa injusticia, por eso agradezco que estas vivencias hayan moldeado mi perspectiva.